Esta misma semana hemos hablado de la estética dental y de las técnicas que se aplican dentro de ésta a modo de tratamientos que, dependiendo de cada paciente, se opta por una o por otra.
Y una de ellas son las llamadas carillas dentales que, como su nombre indica, revisten la “cara” de los diente anteriores, es decir, su parte externa o visible con la intención de mejorar su aspecto y ensalzarlo. Son muchos los profesionales que recurren a esta técnica, ya que deben mostrar permanentemente su sonrisa, ya sean presentadores, modelos, gente que trabaja de cara al público, etc.
Su aplicación consiste en adherir al diente unas finas láminas mediante un producto que las fija fuertemente, tanto que luego ya es imposible quitarlas, salvo que se rompa la carilla.
Este revestimiento resulta de gran durabilidad, es resistente a la abrasión y su resultado estético es ciertamente atractivo.
Beneficios de las carillas dentales
Principalmente con las carillas lo que se soluciona son cuestiones del color del diente, se disimulan imperfecciones o tonalidades desagradables para una sonrisa que, quizás, las técnicas de blanqueamiento no han sido capaces de solucionar. Y una vez colocadas las carillas, el paciente puede hacer vida normal.
Tipos de carillas dentales
Existen dos tipos dependiendo del material, porcelana o composite.
Las de porcelana son unas láminas de algo menos de un centímetro de espesor que se unen al diente.
En algunas ocasiones, se tiene que reducir el esmalte, pero no se desgastan con el tiempo ni pierden brillo y su resistencia es absoluta.
Su precio es superior al de las carillas de composite, el material con el que se hacen los empastes, y éste peca de oscurecerse con el tiempo aunque, por otro lado, el esmalte no se toca.
Son las dos opciones que actualmente existen en cuanto a carillas dentales, si bien es cierto que no todas las personas son aptas de poderse aplicar esta técnica dental.
Sólo el odontólogo estudiará previamente cada caso para decidirlo.
Aunque las carillas presumen de una gran adherencia, los pacientes que sufren de bruxismo (hacer rechinar los dientes), por ejemplo, no pueden usarlas.
También puede suceder que al morder algo muy duro se fracture o pierda la cimentación que la une al diente. Y en el caso de que accidentalmente una carilla se rompa, simplemente se sustituye por otra.
Duración de las carillas
La duración media de las carillas es de unos 12 años, siempre y cuando el paciente mantenga unos hábitos de cuidados.
Desde el minuto uno, éste no notará nada especial cuando se ponga las carillas, literalmente se olvida de que las lleva y hace una vida completamente normal.
Es evidente que la salud bucodental también pasa por mostrar una estética ideal y hoy por hoy existen tratamientos distintos para conseguirlo, siendo las carillas uno de los más demandados en las consultas de las clínicas.
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