Es muy posible que en algún momento hayas escuchado estos dos términos íntimamente relacionados con el ámbito bucodental: “estomatólogo” y “odontólogo”.
Estas dos especialidades, si bien pertenecen al mismo ámbito y son confundidas con frecuencia, presentan algunas diferencias.
Desde DentalQuality, te explicamos en qué se diferencian un estomatólogo y un odontólogo.
¿Qué son un estomatólogo y un odontólogo?
Un estomatólogo es una persona que se ha licenciado en Medicina y que ha ampliado sus estudios especializándose en Estomatología.
Por lo tanto, su formación le permite tratar tanto los aspectos anatómicos y fisiológicos como las patologías bucodentales, pudiendo realizar un diagnóstico y tratar cualquier alteración detectada.
El término «estomatología» hace referencia al conjunto de estructuras que conforman la cavidad oral.
Esto no sólo incluye los dientes y las encías, sino también las amígdalas, los tejidos blandos, la lengua, la ATM…
Por otro lado, un odontólogo es un profesional graduado en Odontología, y su labor consiste en diagnosticar, prevenir y tratar enfermedades y trastornos diversos que afectan a la salud bucodental.
En este caso, su principal área de actuación se centra en los dientes y en los tejidos periodontales.
Por lo tanto, podemos decir que la principal diferencia entre un estomatólogo y un odontólogo es la condición de médico del primero, lo que implica disfrutar de unos límites más amplios en cuanto a diagnóstico y tratamiento.
¿Por qué un estomatólogo y un odontólogo son dentistas?
Para entender cómo se originó la diferencia entre ambos términos, tenemos que remontarnos a los años 80.
Durante años, España se caracterizó por ser uno de los pocos países que sólo permitía ejercer profesionalmente a los estomatólogos.
Las implicaciones de esta normativa hacían que para atender a un paciente fuera necesario haber cursado estudios de Medicina.
Algo insólito teniendo en cuenta que, en otros países, los dentistas podían ejercer su profesión de pleno derecho tras haber completado la formación académica necesaria para su práctica laboral.
En 1986 se crearon los estudios de Odontología, y la especialización de Estomatología empezó a desaparecer de la oferta académica de las universidades.
Hoy en día, prácticamente la totalidad de los dentistas graduados son odontólogos, profesionales plenamente formados que pueden ofrecer a los pacientes las soluciones y tratamientos necesarios para cuidar y prevenir enfermedades orales.
Es por este motivo que ambas especialidades quedan englobadas bajo el término “dentista”.
¿Qué diferencias hay entre un estomatólogo y un odontólogo?
Tal y como hemos explicado, los estomatólogos son profesionales que primero estudiaron Medicina y más tarde se especializaron.
En el momento en que surgieron los estudios de Odontología, la Estomatología empezó a extinguirse.
Es por este motivo que la mayor parte de los estomatólogos que quedan en activo hoy en día son profesionales de más edad.
Si eres un paciente que acude al dentista para realizarse un chequeo o para consultar un problema de salud oral, no notarás la diferencia entre un estomatólogo y un odontólogo, ya que sus competencias son muy similares.
Únicamente, en los casos en que un trastorno o una patología afecta a otras áreas del cuerpo, los conocimientos globales de Medicina pueden resultar útiles para ampliar el diagnóstico.
La salud oral se encuentra estrechamente relacionada con el resto del cuerpo, y es por este motivo que, en ocasiones, pueden detectarse vínculos con otras problemáticas.
Es el caso de la diabetes, de las intolerancias alimentarias e incluso de las cardiopatías.
En estos casos, un estomatólogo dispondrá de más herramientas a la hora de detectar estas relaciones.
También, estará capacitado para realizar determinados tipos de intervención más especializados, como biopsias en la cavidad oral.
Cuando un odontólogo trata a un paciente y necesita esta información para completar su diagnóstico, recurre a un especialista para obtener los resultados.
Al margen de estos casos específicos, un odontólogo cuenta con todas las competencias necesarias para ofrecer la atención y el diagnóstico que un paciente necesita.