Cuando pensamos en acudir al dentista o en someternos a una revisión odontológica, normalmente se nos vienen a la cabeza diversos tratamientos rutinarios.
Desde tratamientos de higiene bucodental hasta intervenciones relativas a patologías como la caries o la periodontitis.
Sin embargo, el ámbito de la salud bucodental implica una gran cantidad de disciplinas y tratamientos para asegurar nuestra calidad de vida y bienestar.
Hoy hablaremos de la cirugía maxilofacial; os explicaremos en qué consiste y cuándo resulta necesaria.
¿Qué es la cirugía maxilofacial?
De la misma manera que existen procedimientos dedicados a asegurar el buen estado de las piezas dentales y de las encías, la cirugía maxilofacial está enfocada en la corrección de determinadas anomalías presentes en la parte mandibular del esqueleto.
Cada mandíbula se comprende de dos piezas maxilares que conforman la estructura de la boca y en las cuales se encuentran encajadas las piezas dentales.
En algunos casos, la armonía entre ambas piezas maxilares se ve sometida a problemáticas de diverso tipo. Esto provoca patologías de tipo funcional y/o estético de diversa gravedad.
La cirugía maxilofacial permite, a través de un diagnóstico individualizado, corregir y/o prevenir trastornos de tipo tumoral, traumático o degenerativo.
Así, esta especialidad permite corregir diversas problemáticas, algunas tan graves como las de tipo oncológico. Tras la intervención, es posible que se requiera el apoyo de otras disciplinas para obtener un resultado final óptimo.
Es el caso de la ortodoncia, aunque también se pueden combinar otras especialidades ajenas al ámbito odontológico, como la cirugía estética.
Aplicaciones de las cirugías maxilofaciales
Los huesos maxilares que no encajan bien presentan diversas patologías y malformaciones que hacen necesaria la intervención quirúrgica para su corrección.
Por ejemplo, durante la etapa de crecimiento pueden aparecer anomalías en la forma del hueso maxilar.
Esto puede implicar una malposición de las piezas dentales, dando pie a un contacto lesivo entre las piezas superiores e inferiores, o llegando a provocar malformaciones estéticas.
Sin embargo, existe una gran cantidad de situaciones para las cuales la cirugía maxilofacial puede ser determinante a la hora de mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La intervención varía en cada paciente y puede llegar a implicar acciones de alto impacto anatómico como extracciones como injertos de tipo óseo, extendiendo su radio de acción por gran parte del área ósea de la cara.
De este modo, vemos como la cirugía maxilofacial se aplica a una gran cantidad de necesidades diferentes, pero que en su gran mayoría ejercen un efecto tanto funcional como estético en el paciente.
Para detectar la necesidad de este tipo de intervenciones, es muy importante realizar un seguimiento odontológico desde la infancia. Así, se facilita la detección temprana cualquier posible anomalía para su posterior corrección.
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