El cuidado de los dientes, como tantas otras cuestiones, forma parte de la educación que los padres han de transmitir a sus hijos.
La educación dental debe mantenerse hasta el momento en que sean ellos mismos, de forma independiente, los que asuman la responsabilidad de saber que han de mantener una higiene dental diaria porque son piezas fundamentales de su organismo que les han de durar toda la vida.
Cuándo empezar
Así pues, tan pronto como salga el primer diente, se ha de proceder al inicio de cepillarlos.
Teniendo en cuenta que hasta los 10 años necesitarán de la ayuda de un adulto.
Hasta entonces un niño no tiene la habilidad manual para cepillarse los dientes correctamente.
Tampoco es consciente de lo que significa una mala higiene bucal, así pues los padres han de introducir dicho hábito como si de un juego se tratara.
A partir de los dos años es cuando la mayoría de dientes ya han salido. Por tanto, conviene iniciar la rutina diaria de cepillarlos justo antes de ir a dormir y después del desayuno.
Educación dental para que adquieran hábitos
Es muy importante primero explicarles la importancia y necesidad de introducir este hábito en su día a día y, sobre todo, predicar con el ejemplo.
No han de ver la higiene dental como un castigo, al contrario, se le puede explicar en forma de historieta.
Contarles que el objetivo es eliminar todas las bacterias que se quieren instalar en los dientes para evitar que formen las caries que son las que hacen daño a los dientes y “nosotros no queremos que les ocurra eso, ¿verdad?”.
También es más que normal que muchos niños se muestren reacios a llevar a cabo esta rutina diaria o se cansen al cabo de un tiempo. Ahí es donde el papel de los padres es fundamental.
Deben hacer que no decaiga el interés pudiendo también acompañar el hábito con una canción que lo haga más divertido. Es clave que el niño asuma que no debe irse a dormir con los dientes sucios después de todo el día masticando.
Dentro de la educación dental que hay que transmitir a los más pequeños es fundamental un correcto cepillado. Es el de la noche el que hay que supervisar especialmente, haciendo hincapié en la limpieza de todas las caras de las diferentes piezas.
Cuando ya el niño controle el cepillado, se le puede introducir un poco de flúor infantil para que refuerce su salud dental.
Asimismo, también se recomienda que el adulto pase un hilo dental en aquellos molares a los que los niños no alcanzan a cepillarse bien. Posteriormente a la limpieza nocturna han de saber que sólo pueden beber agua porque cualquier otro líquido ensuciaría de nuevo los dientes.
Educación dental también es educación alimentaria
Sobra decir que hay que hacerles entender que no se debe abusar de los alimentos y bebidas que lleven mucho azúcar.
Éste es el principal foco que genera las caries dentales y, por tanto, siempre hay que cepillarse después de un consumo de dulces.
Transmitir y asumir una buena educación dental implica también la obligación de acudir al odontólogo, como mínimo, una vez al año para que controle la salud dental de toda la familia.