Blanqueamiento
Dental

Dentro de las soluciones que se ofrecen en materia de estética dental, el blanqueamiento dental es una de ellas, y disponible en todas las clínicas certificadas con el Sello de Calidad DentalQuality®. Cualquier paciente que desee lucir una sonrisa envidiable puede recurrir a este tratamiento sencillo y conservador que acaba con las habituales manchas o coloraciones que afean los dientes.

Cada persona tiene, por genética, un color propio en su dentadura, existiendo una variedad infinita y el paso del tiempo puede hacer que esa tonalidad se pierda. En este caso, el blanqueamiento es la solución ideal.

El blanqueamiento dental es un tratamiento estético que permite, tal y como su nombre indica, conseguir unos dientes más blancos. El color que muestran los dientes puede ser de dos tipos: el que puede eliminarse con una buena higiene dental y el que ha penetrado dentro del esmalte y se encuentra en la dentina. El blanqueamiento dental se ocupa sobre todo de este segundo tipo, puesto que se introduce en el esmalte y desprende oxígeno; este oxígeno rompe los enlaces de las moléculas teñidas o de color y genera nuevas moléculas más pequeñas e incoloras. Esto permite que el diente, lógicamente, muestre un color más blanco.

Si bien es cierto que el blanqueamiento dental no dura para siempre, si el paciente lleva a cabo el tratamiento en su casa un par de veces o tres al año, siempre bajo la supervisión del especialista, conseguirá mantener los resultados deseados y esperados.

Teniendo en cuenta que existen distintos tipos de esmalte en los dientes, así como distintas técnicas de blanqueamiento, gracias a un buen asesoramiento por parte del especialista en estética dental se consiguen, en la mayoría de los casos, resultados satisfactorios.
En absoluto. Aunque existen patologías en las cuales es recomendable directamente no aplicar el tratamiento, está demostrado que el blanqueamiento dental no es para nada perjudicial para los dientes.

Es lógico pensar que será preciso evitar los alimentos y las bebidas que producen una mayor coloración en el esmalte, como la cola, el café y el té, el vino tinto o el arroz negro. Además, en el caso de las personas fumadoras, es recomendable aparcar este hábito al menos durante el tratamiento.